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NOAM CHOMSKI

Actualizado: 27 feb 2024

Comienzo diciendo que por diferentes circunstancias el apellido Chomski me resulta familiar desde hace muchos años. La principal de esas circunstancias es porque después del entrampamiento, léase secuestro, que me hicieron, entre miembros de la Fiscalía General de la Nación y otros de la plana mayor de la norteamericana Intercor, fui recibido en el seno de la familia Chomski por Avi, hija de Noam, quien había sido contactada desde Inglaterra por mi gran amigo Richard Solly, un extraordinario personaje británico, y raro exponente de la especie humana, algo así como un San Francisco de Asís contemporáneo, que cargaba desde entonces con la tremenda responsabilidad y reto de construir a lo largo y ancho del planeta la solidaridad humana transcontinental con las frágiles comunidades, líderes y defensores atacados o afectados por la codicia de la minería transnacional abusiva. Entre mis amigos británicos, comandados por Solly, y la profesora Avi y sus colegas gringos, hicieron posible mi gira por diferentes ciudades y espacios sociales y académicos norteamericanos donde pude denunciar mi experiencia en carne propia y, además, explicar el modus operandi de la relación de la minería abusiva y las comunidades de La Guajira, en materia de respeto de los derechos humanos. Entre otras oportunidades tuve la de poder asistir a la Asamblea General Anual de Accionistas de Exxon en Dallas, Texas, ocasión que aproveché durante dos efímeros y demoledores minutos para explicarle a los dueños de la empresa las barbaridades de su filial en Colombia, algunos eran inocentes de lo que ocurría en estos lares.

Volviendo al tema de Noam, y el porqué de traerlo a cuento en esta columna, debo decir que es una influyente personalidad de la lingüística internacional, filósofo, politólogo y activista gringo de origen judío, profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quien también es conocido por sus ideas socialistas libertarias. Últimamente, y a raíz de su obra Cooperación o Extinción, se ha difundido una recopilación de textos que nace del llamado Encuentro Chomsky, dedicado a denunciar las amenazas a la supervivencia del planeta, cuyos tres puntos fundamentales son la emergencia climática, la amenaza nuclear y el peligro que entraña el debilitamiento del sistema democrático en todo el mundo. Al respecto, llama la atención, por la gravedad y franqueza del tema, lo que Chomsky afirma sobre lo que se está haciendo y dejando de hacer en las esferas del poder de su país, especialmente las afirmaciones directas que hace contra los cabecillas y patrocinadores o financiadores del Partido Republicano de los Estados Unidos: «Si consideramos los riesgos, es justo preguntarse si ha habido jamás una organización más peligrosa en toda la historia de la humanidad que el Partido Republicano. No solo es justo preguntárselo, sino que, además, creo que la respuesta está muy clara.»

Chomsky, además, pone de ejemplo y relieve una manera correcta de pensar en la política internacional, que nos sirve de guía a los terrenales colombianos, y es la necesidad que tenemos de aprender a diferenciar entre los republicanos y demócratas, en medio de esta circunstancia concreta y especial de la crisis que amenaza de a toda la humanidad. Nos enseña Chomsky que no podemos ser tan simplistas de creer que todo lo que venga del sistema norteamericano es igual para Colombia e igual para Venezuela, y que, por lo tanto, daba igual a que ganara el atarván y desquiciado presidente, además, republicano, a que ganara el demócrata Biden.

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